jueves, 22 de abril de 2010

Cap 8 - Tus viejas cartas


Llegó a su casa, guardó un poco las cosas recién compradas y tomó otro tanto para llevar a su habitación.

Entró a su cuarto, cerró la puerta, acomodó un par de las cosas que llevaba y se sentó en aquel piso de madera. Comenzó a abrir el sobre lentamente como si el papel fuera a romperse, fuera a crujir de repente como aquel piso. Pero no ocurrió.

Sacó las fotos y comenzó a mirarlas de a poco. Se tomaba su tiempo y sonreía. Comenzó a recordar cosas que parecían olvidadas.

Tomó su celular y buscó en la agenda a Bequi. Cuando estaba a punto de llamarla vió unas hojas sobresalientes en uno de sus cajones. Dejó las fotos y el sobre en el piso. Se levantó con cuidado y comenzó a tirar los papeles.

Al ver que si seguía con eso, su intento fracasaría, dándole por resultado papeles rotos, lo abandonó. En vez de eso, abrió el cajón, e hizo todo lo posible para correr las cosas que allí estaban y sacar los papeles que se asomaban. No dio resultado.

-Fran, ¿Qué pasó?- gritó su mamá desde la cocina.

-Nada nada, se cayó un cajón nomás. No te preocupes- dijo Francisco intentando calmarla y que no subiera.

-¿Un cajón?- En sus adentros diría, “¿Y así no querés que me preocupe?”

-Sí, mamá, ya está todo bien. No jodas.

La charla había acabado y Fran al fin tenía aquellos papeles en sus manos.

Esos misteriosos papeles tenían la letra de ella. Bequi los había escrito para él. Lo recordaba como si hubiera sido ayer, la carta más hermosa que en su vida le habían hecho.

Volvió a sentarse, haciéndose espacio entre las cosas. Ya la había leído una vez, pero luego nunca más.

Leyó para sí mismo, y luego no paró de pensarlo, Bequi era demasiado para él, no soportaría hacerle daño, no quería estar lejos de ella, la amaba como nadie y no sabía qué haría sin ella.

Agarró su celular, miró la pantalla, aún decía Bequi. La llamó. No se logró comunicar. Aún no era tarde como para creer que dormía, a pesar de eso Fran pensó en llamar por la mañana, necesitaba escuchar su voz, necesitaba verla, abrazarla, besarla, creer que todo estaría bien.

Se quedó un largo rato sentado en el piso mirando las fotos, los papeles y el celular que todavía decía “BEQUI” en su pantalla.

En su cabeza daban vuelta todas las palabras que Becca había usado en esa carta.

En su habitación, sin embargo, cada objeto permanecía inmóvil y aún así Fran los sentía a punto de estallar sobre él.



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