domingo, 27 de septiembre de 2009

Faltó el celeste


Agarró el pomo de temperas. Lo descubrió.
Sus colores le encantaban el blanco con violeta, y esa forma rara, tan nueva para ella. Luego de su nuevo descubrimiento miró al suelo. Su alegría y sorpresa se ganaron lugar en ese momento. Había encontrado la caja, escondida, esa que guardaba este nuevo tesoro.
Con una de sus manitos sostenía el pomo violeta, con la otra agarró tres más, el naranja, el celeste y un verde que se refugiaba en el fondo de la caja, en desacuerdo total con esta nueva muestra de rebeldía. Pero no era eso. No era rebeldía, era... era...
Era una sensación de novedad, de conquista, de poder.
Nadie observaba. Miró a los pasillos, no se oían pasos acercándose, por lo contrario, las voces se oían allá, en el living de casa, lejos de donde ella estaba.
Con toda la elegancia, habida y por haber, con su nuevo descubrimiento y la astucia de cualquier agente secreto, o de algún personaje que espera no ser descubierto en la escena del crimen, con las manos en la masa; miró la sala, la examinó. Descubrió una ventana y muebles muy altos. Pero allí, entre el frío invernal que se las ingeniaba para entrar a pesar de que la ventana estaba cerrada y los calefactores encendidos, lo descubrió. Era perfecto. Se acercó, balancéandose, haciendo un esfuerzo sobrehumano para no caerse, ya que el ruido que provocaría llamaría la atención y vendrían a ver que sucedía, hasta que llegó.
Se acomodó en el suelo, dejó sus herramientas de artista.
Ahora comenzaba otra difícil tarea, debía destapar el pomo. Se observó así misma. Sus manitas apenas podían con los tres pomos y el violeta separado, cómo haría. Siguió mirando. Se los llevó a la boca, solo al violeta, era el que más le gustaba. No, definitivamente ese sabor no le agradó. se lo sacó de la boca y luego de varias morisquetas propias del disguto reciéntemente experimentado soltó los pomos.
En el piso ahora se encontraban los 4 colores, hizo un paso hacia atrás para poder juntarlos, pero en su intento, apretó el naranja contra el suelo y la tapa voló. Se sobresaltó con el repentino movimiento e hizo otro paso atrás. Primero el pie derecho, luego el izquierdo. No pudo coordinar, cayó sentada. Tomó el naranja, observó los otros tres.
El violeta la llamaba, pero esta vez no se dejó tentar. El verde y el celeste esperaban alli, en el desierto que ahora era el piso. Se acordó de como el verde se refugiaba en la caja. Lo tomó dispuesta a ser ella la ganadora de la batalla. Para su sorpresa no tenía tapa.
Se paró como pudo, miró nuevamente su espacio elegido, el espacio perfecto para aquella artista, tomó carrera y...
Comenzó a oír pasos, esto no le importó. Debía terminar su obra maestra. Los pasos se acercaban intentó mirar atrás, pero no se lo permitió.
Miró el pomo violeta, se lamentó de que no fuera ese su fiel compañero para este importante momento. Sin embargo el pomo verde y naranja terminaron la difícil misión.
Los pasos se detuvieron. Un grito seguido de varias quejas.
¿Les habrá gustado tanto como a mí?- Pensó Maitena. Se dió vuelta con la mejor de sus sonrisas, ahora, empapada de violeta.
Papá la miró y no pudo sostener la risa. Mamá no podía reírse, seguía lamentándose de la pared blanca y la ropa nueva de la nena.
Maitena solo escuchaba ruidos y por la cara de mamá, no, no le había gustado.
Papá se puso serio, había que demostrar quien era la autoridad. Miró el suelo y le dijo a mamá:
-Al menos no usó el celeste. Ese no combina con las cortinas.
Maitena miró su obra, el piso, sus manitas embarradas de colores, de todos, menos del celeste.
Miró a mamá con su cara de rechazo y escuchó los pasos de papá alejándose, yendo a la cocina a buscar algo con que limpiar.
Miró el piso nuevamente y tratando de buscar una respuesta para el disguto de mamá, pensó:
Faltó el celeste.

2 comentarios:

dijo...

Con razón el enojo de la madre! Le faltaba el celeste! jajajajaj
Te adoro!
Jacinta
P.D.: Aguante Sacha!

Cin; dijo...

jajaja claro ;)
pobre maitena jaja,
es un alma incomprendida ajjaj.
Aguante Sacha, no podes leer ese libro sin desear cuando lo terminas, tener un siberiano de ojos marrones jaja

Pasaron por aquí,.