jueves, 10 de septiembre de 2009

Ya No Más

Creo que había unas tres entradas más, las borre, prefiero empezar de vuelta, así.

Les dejo un delirio de hace un tiempo, espero que les guste, todavia no le encuentro nombre, no es un cuento, no es una poesia ni nada de eso, igualmente, ojalá lo disfruten :)


Si un día alguien te cruzara en la calle, no le llamarías la atención, solo serías una persona más caminando en la calle.
Si en vez de una persona cualquiera, quien te cruzara fuera yo, no pasarías desapercibido, mucho menos, serías solo uno más.
¿Por qué te digo esto? Porque al entrar en mi vida, en mi mundo, en mi pequeña burbuja, vos empezaste a tener valor para mí.
Me domesticaste a tu modo, podría explicarte como lo haría Saint-Exupéry en El Principito. Así podría tomar sus palabras y decirte: Desde que me domesticaste, sos único para mí en el mundo, y yo soy única para ti en el mundo… Por eso mi vida está llena de sol…
Al entrar en mi mundo o yo al tuyo, comenzaste a tener importancia, dejaste de ser uno más. Ahora te veo a mi lado, te puedo recordar, hay cosas que te traen a mi mente, y ya nunca te voy a olvidar; porque en mí queda tu huella, porque soy yo por vos, porque todo lo que sos me cambia y dejas algo tuyo en mí.
Soy yo por vos, aunque no solamente, y perdóname si dudo, pero me educaron así. Me dijeron que “es bueno dudar”, que “es mejor llenarse de dudas que de certezas”, ya que si pido exactitud, no la voy a encontrar. Hasta Borges nos dice, “La duda es uno de los nombres de la inteligencia”.
Antes creía que dudar era malo, luego comprendí que no, “todo en su justa medida, en equilibrio” o “todos los excesos tienen su lado malo”.
Dudar no es un defecto. Dudar todo el tiempo sin llegar a una conclusión es el defecto.
Aunque no siempre lo recuerde. Suelo equivocarme. Suelo confiar demasiado, ilusionarme. Completar los espacios en blanco con certezas que no tengo, que son las que quiero, y cuando algo no sale como esperaba, como el plan indicaba, me desilusiono, tiro todo por la borda. Y ahí sí, se ganan lugar las dudas, y los miedos.
A veces mi mayor miedo es perderte, que un día ya no me quieras en tu mundo. Sí, dudo mucho, lo sé, es que también sé, y reconozco mi imperfección, pero ¿eso importa?
Yo no soy perfecta, vos no lo sos, ni él, ni ella, ni nadie. Si fuera perfecta o al menos pareciera, ¿no dudarías? Al menos, yo sí. Al fin y al cabo la perfección no existe. Cuando logro entenderlo, me doy cuenta que nadie es, ni llegará a ser perfecto… Solo podrá mejorar, ser más bueno. En ese caso ¿hay mejores y peores?
La verdad no la tenemos ni vos, ni yo.
Lo que sé es que cuando vos entraste en mi mundo, te volviste único, dejaste de ser uno más… Entonces ¿Cómo poderte cambiar si no hay nadie igual?
Tan solo entraste en mí, me cambiaste, me trajiste alegrías, me hiciste única y me diste valor.
Si un día alguien me cruzara en la calle, no le llamaría la atención, solo sería una persona más caminando en la calle.
Si en vez de una persona cualquiera, ese alguien fueras vos, no sería una más,
YA NO.

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